Les Ibáñez. Los abrazos prohibidos

Sentir el contacto con otra persona: un abrazo, un beso, una caricia… un roce piel con piel que eriza tus sentidos o notar el peso de otra persona que se apoya en ti para caminar. Las manos que acarician a un bebé y las arrugas en la piel que dejan los años. El estar cerca de alguien, notar su presencia, su olor incluso, o ese sustento que aporta el estar acompañado en determinados momentos vitales. El tacto, como herramienta de lenguaje dactilológico para las personas sordociegas, las manos que se aventuran explorando otro cuerpo, o la herramienta necesaria para el que no puede ver. Festejar un gol, felicitar un cumpleaños, saludar a un amigo o sentir la pérdida de un ser querido. A veces pasa que un abrazo dice muchas más cosas de las que somos capaces de expresar con palabras, y es entonces cuando el sentido del tacto nos hace conectar, sentirnos partícipes de lo que la otra persona nos trasmite.

Les Ibáñez comparte una foto que dice mucho más de lo que parece a simple vista, porque tiene la capacidad de que cada uno la podemos interpretar de muchas maneras diferentes. Sin embargo, todos podemos coincidir en que algo tan sencillo como un abrazo tiene un significado especial, sobre todo cuando no podemos darlo. Es el valor de las cosas sencillas, aquellas que muchas veces tenemos tan asimiladas que no reparamos en ellas, por cotidianas y porque vamos acelerados, cargándonos de preocupaciones y problemas.

Les plantea esta situación extraña que estamos viviendo como un paréntesis, una pausa entre nuestra vida normal, anterior, estresada, individualista y muchas veces llena de ruido, con lo que nos vamos a encontrar después, que probablemente sea una nueva normalidad también estresante, individualista y llena de ruido. Salvo por el hecho de que seamos capaces de apreciar el valor de las cosas importantes, de ver este periodo como un aprendizaje en el que cada uno puede sacar sus propias conclusiones.